Esta semana estábamos tan
concentradas leyendo vuestras creaciones, corrigiéndolas y preparándolas para
subirlas a este nuestro blog, que no
hemos publicado la información sobre las tareas todavía. Lo hacemos hoy con la
confianza de que ya las conocéis a
través de la plataforma del centro y con la seguridad también de que las estabais
esperando por aquí. Las dejamos abajo del todo, después de la lectura.
Hemos creído que era
necesaria un poco de calma para poder retomar el ritmo y afrontar este nuevo, a
la par que extraño, trimestre final. Y, si hay algo que nos puede proporcionar paz
interior y tranquilidad, ese algo es la lectura. La lectura que nos permite
imaginar, que nos permite viajar y evadirnos, pero también la lectura que nos
deja reflexionar sobre lo verdaderamente importante, ahondar en nuestros
pensamientos y compartirlos con las demás personas.
Y cuando conocemos que hoy
nos ha dejado Luis Sepúlveda, escritor arraigado en Asturias desde hace muchos
años, participante activo en la vida cultural de nuestro país y el primer
enfermo diagnosticado con COVID-19 en nuestra región, sentimos que debemos
rendirle hoy nuestro pequeño homenaje recordando su imagen y algunas de sus palabras:
“Sabía leer.
... Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez. Sabía leer. Pero no tenía qué leer.
... A regañadientes, el alcalde accedió a prestarle unos periódicos viejos que conservaba de manera visible, como pruebas de su innegable vinculación con el poder central, pero a Antonio José Bolívar no le parecieron interesantes.
... La reproducción de párrafos de discursos pronunciados en el Congreso, en los que el honorable Bucaram aseguraba que a otro honorable se le aguaban los espermas, o un artículo detallando cómo Artemio Mateluna mató de veinte puñaladas, pero sin rencor, a su mejor amigo, o la crónica denunciando a la hinchada del Manta por haber capado a un árbitro de fútbol en el estadio, no le parecían alicientes tan grandes como para ejercitar la lectura. Todo eso ocurría en un mundo lejano, sin referencias que lo hicieran entendible y sin invitaciones que lo hicieran imaginable.
... Cierto día, junto a las cajas de cerveza y a las bombonas de gas, el Sucre desembarcó a un aburrido clérigo, enviado por las autoridades eclesiásticas con la misión de bautizar niños y terminar con los concubinatos. Tres días se quedó el fraile en El Idilio, sin encontrar a nadie dispuesto a llevarlo a los caseríos de los colonos. Al fin, aburrido ante la indiferencia de la clientela, se sentó en el muelle esperando a que el barco lo sacara de allí. Para matar las horas de canícula sacó un viejo libro de su talego e intentó leer hasta que la voluntad del sopor fuese mayor que la suya.
... El libro en las manos del cura tuvo un efecto de carnada para los ojos de Antonio José Bolivar. Pacientemente, esperó hasta que el cura, vencido por el sueño, lo dejó caer a un costado.
... Era una biografía de san Francisco que revisó furtivamente, sintiendo que al hacerlo cometía un latrocinio deleznable.
... Juntaba las sílabas, y a medida que lo hacía las ansias por comprender todo cuanto estaba en esas páginas lo llevaron a repetir a media voz las palabras atrapadas.
... El cura despertó y miró divertido a Antonio José Bolivar con la nariz metida en el libro.
... -¿Es interesante? -preguntó.
... -Disculpe, eminencia. Pero lo vi dormido y no quise molestarlo.
... -¿Te interesa? -repitió el cura.
... -Parece que habla mucho sobre los animales -contestó tímidamente.
... -San Francisco amaba los animales. A todas las criaturas de Dios.
... -Yo también los quiero. A mi manera. ¿Conoce usted a san Francisco?
... -No. Dios me privó de tal placer. San Francisco murió hace muchísimos años. Es decir, dejó la vida terrenal y ahora vive eternamente junto al Creador.
... -¿Cómo lo sabe?
... -Porque he leído el libro. Es uno de mis preferidos.
... El cura enfatizaba sus palabras acariciando el gastado empaste. Antonio José Bolívar lo miraba embelesado, sintiendo la comezón de la envidia.
... -¿Ha leído muchos libros?
... -Unos cuantos. Antes, cuando todavía era joven y no se me cansaban los ojos, devoraba toda obra que llegara a mis manos.
... -¿Todos los libros tratan de santos?
... -No. En el mundo hay millones y millones de libros. En todos los idiomas y tocan todos los temas, incluso algunos que deberían estar vedados para los hombres.
... Antonio José Bolívar no entendió aquella censura, y seguía con los ojos clavados en las manos del cura, manos regordetas, blancas sobre el empaste oscuro.
... -¿De qué hablan los otros libros?
... -Te lo he dicho. De todos los temas. Los hay de aventuras, de ciencia, historias de seres virtuosos, de técnica, de amor...
... Lo último le interesó. Del amor sabía aquello referido en las canciones, especialmente en los pasillos cantados por Julito Jaramillo, cuya voz de guayaquileño pobre escapaba a veces de una radio a pilas tornando taciturnos a los hombres. Según los pasillos, el amor era como la picadura de un tábano invisible, pero buscado por todos.
... -¿Cómo son los libros de amor?
... -De eso me temo que no puedo hablarte. No he leído más de un par.
... -No importa. ¿Cómo son?
... -Bueno, cuentan la historia de dos personas que se conocen, se aman y luchan por vencer las dificultades que les impiden ser felices.
... El llamado del Sucre anunció el momento de zarpar y no se atrevió a pedirle al cura que le dejase el libro. Lo que sí le dejó, a cambio, fueron mayores deseos de leer. [...]”
SEPÚLVEDA, L. Un viejo que leía novelas de amor
INDICACIONES PARA LAS ACTIVIDADES DE
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DE TODOS LOS CURSOS DE LA ESO
SEMANA DEL
14 DE ABRIL
Debéis
realizar las dos actividades que se proponen a continuación, que os
ayudarán a mejorar vuestra competencia
en comprensión escrita y comunicativa, además de iniciaros o llevaros a profundizar
en el placer la literatura:
1. Debéis seguir leyendo el libro que habíais empezado, tal y como se os dijo
en las tareas que os enviamos al principio de este confinamiento.
Y después:
2. Si ya habéis terminado el libro, podéis escribir
y mandar vuestra ficha reseña de la manera que lo hacíais hasta ahora. Lo
podéis mandar en diferentes formatos:
- En un documento Word (letra Arial, tamaño 12 y recuerda justificar el texto)
- Los
menos tímidos podéis grabaros en un audio tal y como hacíais en vuestras
exposiciones orales o en vídeo.
-
Si
os grabáis en audio o vídeo, recordad que debéis leer un fragmento.
-
Si
os grabáis en vídeo, es posible solo enfocar el libro.
-
Si
ya habéis mandado vuestras fichas reseñas, podéis grabaros ahora en un vídeo o
en un audio.
O
3. Si no habéis terminado vuestra lectura, id informando, tal y como
hacíais en clase, a vuestra profesora.
Debéis indicarle qué libro estáis leyendo, cuántas páginas contiene y
por cuál vais ahora, para que podamos anotar vuestro avance.
Modo de entrega:
Enviaréis
un correo con la información solicitada a vuestra profesora.
Y
cuando tengáis preparada y revisada la Ficha-Reseña, podéis añadirla también a
otro correo electrónico como archivo adjunto, en un documento de Word escrito a
ordenador.
Debéis
enviarlo, como siempre, a la dirección
de correo electrónico de vuestra profesora de Lengua.
Plazo de entrega:
La
información sobre vuestra lectura debéis mandarla a lo largo de esta semana.
La
Ficha-Reseña podéis enviarla en cuanto acabéis vuestra lectura,
independientemente del resto de tareas.
Corrección:
Si fuera necesario, mediante correo electrónico,
en el que daremos cuenta de la información recibida.