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Ana María Matute |
Hay pocas cosas que pueden asombrar a una anciana de 85 años y, sin embargo, Ana María Matute, académica y novelista, acaba de obtener el Premio Cervantes y, a pesar de su edad, recibió la noticia con la emoción y el nerviosismo propios de una niña que sabe que ha hecho méritos para ser premiada pero que conseguirlo le parece un sueño.
Formó parte de la que se denominó "generación de los niños asombrados" a los que les tocó vivir la guerra civil y la posquerra, que les marcaría para siempre.
Quizá sea esto lo que la llevó a introducir en su obra literaria su visión de este periodo histórico desde una perspectiva infantil y adolescente, sabiendo conjugar denuncia social y mensaje poético y demostrando, así, su implicación en la sociedad y su maestría como escritora.
La temática de sus obras gira en torno a los niños, la incomunicación humana y el paraíso imposible. Y, escribiendo para niños o sobre niños, se ha acercado siempre a ellos con obras como Algunos muchachos, Los niños muertos o como Olvidado rey Gudú; ha participado, aunque injustamente tarde (1996), en la Real Academia Española, dejando su legado de conocimientos de uso del español para que sigamos comunicándonos con él y no caigamos en la incomunicación; y ha logrado acercarse a un paraíso en donde las mujeres luchadoras como ella salen de sus miedos, de sus depresiones y de todos los obstáculos que la vida, muchas veces, pone en su camino.
Si leemos la entrevista que realizó antes de ganar el Cervantes, nos podremos acercar a la personalidad de esta mujer, la tercera mujer que ingresó en la Real Academia Española, la tercera mujer que consiguió el Premio Cervantes... Tercera, no secundaria, gran mujer.